noviembre 02, 2009

REFLEXIÓN EN TORNO A LA BIBLIOTECA

Imagen de Chema Manzon

Cuando se hace alusión a los avances desde la tecnologías, enmarcados en contextos como la medicina las charlas y el devenir de ideas, confluyen en elogios para la ciencia, pues se ofrece día a día una posibilidad física para enfrentar (que a la larga no es más que generar más expectativas de vida) la muerte corporal. No es raro imaginar los cambios que pudiesen realizar para aquellas instituciones dedicadas a las salud. Incluso se pueden ver como normal el hecho de que un cirujano en China y otro en Australia, dirijan la intervención quirúrgica de algún individuo en la ciudad de Medellín. ¿Se puede hacer raro esto?, ¿Cambiará esto en algún momento la función del médico y el papel social que representa el Hospital San Vicente de Paúl?.

Existen otras instituciones que deben hacer este tipo de preguntas, aquellas que están enmarcadas dentro de las ciencias sociales y humanas, pues ellas igualmente han de afrontar diversos cambios y posicionasen en un mundo donde las tecnologías crean nuevos paradigmas. Una de ellas, la que nos convoca en esta reflexión en particular es la Biblioteca, pues ella es albacea de la memoria colectiva de la humanidad, y sus roles y funciones se ven, con mayor frecuencia, cuestionados. Por lo anterior se parte de la siguiente pregunta: ¿cómo puede ver afectado el papel y la función de las bibliotecas ante los nuevos formatos de almacenamiento y distribución de la información y la memoria colectiva, ante el auge y proliferación de las Tecnologías de Información y Comunicación?

Las bibliotecas poseen un material primo en ellas, la memoria, haciendo un recorrido por los autores que han abordado el tema de la memoria, nos encontramos a Leroi Gourhan quien plantea que “lo propio de las sociedades humanas es acumular las innovaciones técnicas y conservarlas, lo cual está ligado a la memoria colectiva, mientras que depende del individuo organizar sus cadenas operativas, conscientemente, hacia la fijación de procesos operatorios nuevos”[1]. Para él la memoria colectiva puede dividirse en cinco períodos: el de la transmisión oral, el de la transmisión escrita con tablas o índices, el de las fichas sencillas, el de la mecanografía y el de la separación electrónica.

Con todas estas memorias colectivas se dejan huellas, con las cuales se ha vencido a aquella venerada y temida en todas las comunidades sociales, la muerte. El hombre logro exteriorizar su ser pero cuando se mantuvo de generación en generación los acontecimientos individuales y colectivos, se asumió que se ha vencido a la muerte, que para algunos poetas no deja algo a alguien relegado al olvido .

Entre una infinitud de huellas se encuentran los libros, los cuales hacen parte de la memoria de la humanidad a través de los tiempos; y como diría Felix Duque, dicho instrumento le sirve al hombre para ver la realidad que encarna su saber práctico y la propia materialidad.

Estos objetos denominados actualmente como libros han pasado, a través de los siglos, por diferentes momentos, en los cuales su soportes han cambiado, y de igualmente han posibilitado nuevas lectura e interpretaciones del mundo. Son considerados como una de las mayores fuentes de memoria o forma física de almacenamiento de conocimiento de la humanidad . Por supuesto, ellos han pasado por diferentes estados y concepciones, que al ir cambiando, necesariamente traen consigo nuevas visiones.

Las nuevas presentaciones de libros digitales o electrónicos, crean posiciones diferenciadas con respecto a las biblioteca. Estos nuevos formatos enmarcados dentro de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que al igual que “las tecnologías se convierten entonces en coadyuvantes y en obstáculos en los tres géneros de comunicación, cada uno con su estilo, sus ventajas y sus inconvenientes. Las tecnologías transforman esos géneros de comunicación, para lo mejor y para lo peor”[2]. Algunas personas asumen que las bibliotecas han de desaparecer de la misma forma como auguran la pronta desaparición de los libros de papel, pues se debe mirar un futuro donde las TIC predominan. Una realidad innegable es considerar que los libros cambien sus formatos, igual se que ha realizado durante el devenir histórico en que hemos sostenido las diferentes memorias. Es teorizante pensar que la biblioteca no cambiase también como lo ha hecho en diferentes momentos. Por ello se debe pensar que dicha institución es llamada a deconstruirse para afrontar los nuevos paradigmas, pero sobre todo que esta deconstrucción se realice sin dejar a un lado su principal sustento, el apoyo a la construcción social.
El hombre ha aprendido a desenvolverse en el espacio, por ello él ha creado uno especialmente caracterizado por conservar los libros, la biblioteca (proveniente de 2 palabras de origen griego; biblion que significa libro o documento y teké, que quiere decir caja.). La cual indudablemente ha pasado, a la par que los libros, por diferentes momentos en que su papel cambie, pasando de almacenadora, a ordenadora y luego a clasificadora y catalogadora. Actualmente en la biblioteca se realizan actividades que contribuyen a la creación y transmisión de valores o de significados, cuyo fin es modelar el comportamiento social mediante la formación de las personas y su integración a las convenciones y estructuras culturales por medio del libre acceso al conocimiento contenido en los registros gráficos.

La biblioteca conserva las huellas, que hace parte de la memoria de la humanidad, posibilita el intercambio y genera el espacio para la convergencia de la diferencia, su rol se percibía como algo establecido, sin embargo, es imprescindible el replantear la concepción tradicional de la biblioteca, pues “las nuevas comunicaciones no cambian pues solamente la forma de los antiguos entramados o la densidad de su enmallado, sino que transforman el espacio habitable mismo, la faz de la tierra, mañana desertada, quizá, por las raíces de la planta y los nichos animales. En el momento mismo en el cual solamente se habla de redes, ya no hay redes, sino solamente esa extensión nueva, sin medida de distancia, sin nudo físico ni encrucijada en la cual circulan móviles.”[3]

Sin embargo, siendo a un lógico que la biblioteca se vea obligada a una apertura diferente, una visión diferente, y a estructurarse en el espacio de forma diferentes, cómo todo esto puede afectar los entramados culturales que se generan en ella. La biblioteca se considera una institución social tan importante como la escuela o la empresa, máxime en el tiempo actual, cuando la información se ha convertido en un componente fundamental de la dinámica mundial en todas las actividades humanas. Así, en la biblioteca se realizan actividades que contribuyen a la creación y transmisión de valores o de significados, cuyo fin es modelar el comportamiento social mediante la formación de las personas y su integración a las convenciones y estructuras culturales por medio del libre acceso al conocimiento contenido en los registros gráficos.

La visión de una biblioteca con un claridad de sus usuarios como mercaderes de información hace a la configuración del espacio bibliotecario como el predispuesto por “una cultural material, al disponer de las cosas en orden a crear ciertos espacios, estable las condiciones para que tal o cual acontecimiento tenga lugar, y del acontecimiento sólo sabemos, en definitiva, por las huellas que ha dejado en el espacio, por el espacio que ha constituido con esa suerte de decoración cultural. En este aspecto en el que el espacio se nos aparece como algo cercano, como el conjunto de las formas de estilización de la existencia configuradas por los diferentes muebles e inmuebles que lo pueblan.”[4]

Los usuarios de las bibliotecas no dejan de ser sujetos productos de sus hábitos y que se consisten en su memoria, así mismo la biblioteca no deja de ser el monumento donde se accede a la memoria colectiva. Este acceso se propicia en la mayoría de los casos por el acceso a los documentos.
Los documentos son toda base de conocimiento expresada en un soporte material y susceptible de ser utilizada para consultas, estudios o pruebas, según Lopez Yepes y con base en dicha definición Briet expresa que el documento es “todo indicio concreto o simbólico, conservado o registrado con el fin de presentar, reconstruir o probar un fenómeno físico o intelectual”. El concepto así tratado posee un sentido muy amplio y todo puede ser interpretado como documento. Tanto lo que tiene una expresión material no sólo lo estricto: manuscritos e impresos, folletos, hojas sueltas de propagandas, sino también gráficos, fotografías, dibujos, planos, películas, discos, cintas magnetofínicas, estadísticas, e incluso monumentos, objetos de la vida cotidiana producidos por el hombre o cualquier cosa natural que representa cierto fenómeno”[5].

Con el curso del tiempo las personas, las cosas y las situaciones van cambiando y se van amoldando al ritmo que este lleva. Los medios de comunicación y la TIC han influido y han determinado notablemente los pensamientos, las acciones, las formas de pensar y las actitudes de las poblaciones.

Las revoluciones de la comunicación no representan una novedad, ellas se vienen ejecutando desde el principio de la humanidad y se pudiera plantearse como la causante, incluso de nueva cultural a través del tiempo. Como lo deja manifiesto Michael Serres, el hombre todo lo comunica, sin la comunicación no podría existir, pues incluso su propio cuerpo es funciona a partir de un gran mecanismo de comunicación, o en palabras del filosofo sin la “comunicación, ningún viviente podría sobrevivir: es ella la que mantiene y caracteriza la vida, ... ()los vivientes intercambian energía e información, comunican mediante duro y blando”[6].

Actualmente es Internet la ultima gran revolución, impulsada por la electrónica y luego por la tecnología digital, son apoyadas en las TIC. La gran red de redes ha posibilitado el que millones de personas interactúen virtualmente, es decir sin necesidad de presencia física las personas pueden recorrer países y culturas diferentes en cuestión de minutos, prácticamente dos personas ubicadas en la porte opuesta del planeta pueden realizar encuentros en tiempo real, así también la información. Ya el espacio que habitamos ha cambiado, pues “no habitamos ya de ahora en adelante esta forma en enrejado o cuadrícula, sino un espacio cualitativo, sin referencia, puntual o polar, ni distancia”[7]. Debemos repensar los espacios de las instituciones, el hábitat, pues ya con las redes desplegamos lugares de no derecho, los que implica necesariamente el cuestionar algunos ejes de tradición bibliotecaria como los derechos de autor, el desarrollo de colecciones y los servicios de información selectiva.

Hoy en día, en un país en vía de desarrollo como Colombia, se puede encontrar una discusión en torno a la viabilidad de acceso que se ofrecen con los nuevos soportes. Tradicionalmente en las bibliotecas escolares, públicas y populares, los libros predominan en las estanterías, generando así el acceso a nuevos soportes de las memorias y producciones científicas, sólo en algunos casos y en una poca población nacional. Sin embargo, no se puede dejar el debate y la visión de los cambios que debe asumir una institución como la biblioteca ante las nuevas oleadas de las TIC. Pues ellas brindan nuevos enlaces, ofrecen rapidez, gran capacidad, actualidad y pertinencia. Las condiciones socio-económicas, no deben ser un obstáculo para las puestas en escena de realidades mundiales y mucho menos cuando ellas puedan representar un cambio de paradigma y posición de una institución que ejerce un poder político y de transformación social al interior de los individuos y la nación.

Hoy en día la Biblioteca, institución esencial de la Bibliotecología representa el lugar de encuentro de situaciones, contacto o acciones conjuntas entre individuos de distinta cultura; es vista como institución traductora de interculturalidad, por tanto genera una interacción comunicativa con la otredad, con lo diverso, con las diferencias.

La Biblioteca al estar inmersa en un espacio semiótico sirve de traductora y puede situarse como filtro pues codifica los signos y los hace públicos. A través de su papel como traductora, la Biblioteca logra la intersección entre el conocimiento registrado, el lector y su herencia cultural, es decir propicia el encuentro con la tradición.

La biblioteca por esencia es un espacio multicultural pues sus agentes son reconocidos como diversos, y a la vez propicia la interculturalidad, es decir posibilita la comunicación y el diálogo respetuoso y tolerante. Ella conserva las huellas, hace parte de la memoria de la humanidad, posibilita el intercambio y genera el espacio para la convergencia de la diferencia, su rol se ha visto transformado al albergar en ella un espacio para el arte comprometiéndose así en un espacio abierto a las representaciones culturales. Permitiendo que el hombre accedas a su memoria escrita e inscrita en las representaciones artísticas.
Para los bibliotecólogos, actualmente les es difícil reconocer sus roles profesionales, pues si bien la biblioteca se ha caracterizado por ser aquel espacio de bodega para el pensamiento humano, las necesidades y la puesta en escena de los compromisos que adquiere dicha institución para con las sociedades modernas la hacen replantearse en su función, su misión y los roles de los profesionales al frente de dichas unidades de información. Innegable el pensar que una deconstrucción pudiese genera resistencias pues es un cambio, y que este se dará en un corto tiempo pues “... si las tecnologías nuevas innovan fuertemente con respecto a las precedentes, entonces debemos esperar conmociones e incluso rupturas de una amplitud al menos equivalente a las que estremecieron”[8] a la humanidad en un pasado que irónicamente no es lejano.

La nuevas (si pudiesen llamar así) Tecnologías de la Información y la Comunicación han generado cambios en “...los soportes de la información (tecnologías “blandas” en la escala neguentrópica) parecen pues, por su flexibilidad, su velocidad y su capacidad de expansión, influir más fuertemente sobre las conductas individuales y la organización social que las llamadas revoluciones engendradas por las técnicas “duras”[9]. Si los soportes donde se almacena la información cambiaron y al mismo tiempo transformaron visiones de mundo, se plantearía una institución bibliotecaria diferente y con funciones diferentes. Pues el hombre de hoy puede seguir pensando como hace sólo un siglo, o en palabras de Serres “estas nuevas tecnologías nos hacen habitar, o sea pensar de otra manera”[10].



[1] GOURHAN, André Leori. El gesto y la palabra : la liberación de la memoria. p. 229
[2] SERRES, Michel. Hominicencias. Saint-Amand-Montrond (Cher) : Le Pommier, 2001. Traducido por Jorge Marquez, corrector Octavio A. Cifuentes Rodríguez. Escuela de Estudio Filosóficos y Culturales. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. Universidad Nacional de Colombia : Medellín, (Jul.- Sep., 2003) p. 118
[3] Ibid., 103
[4] PARDO, José Luis., De las formas de la exterioridad. Valencia : Pre-Textos, 1992. p. 17
[5] RENDON ROJAS, Miguel Ángel. Op.cit., p. 85
[6] SERRES, Michel. Op. cit. p. 133
[7] Ibid., p. 128
[8] Ibid., p. 125
[9] Ibid., p. 125
[10] Ibid., p. 136

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