abril 23, 2011

EL BIBLIOTECÓLOGO






Imagen de Ivonne Lee.

"En la literatura bibliotecológica existen referencias al bibliotecólogo como la rata de biblioteca, el gestor de información, el administrador de las bibliotecas, el policía de los libros, el encargado de la biblioteca.

Desde esa mirada disciplinar se retoma a Enrique Molina Campos quien, en su texto Teoría de la Biblioteconomía enuncia queel bibliotecario es un técnico de la comunicación entre un depósito de documentos y los lectores que llegan a los documentos, y también un técnico de los sistemas bibliotecarios y de las redes bibliográficas en cuanto conjuntos estructurales e informacionales de colecciones particulares, un especialista de los procedimientos de mediación cartográfica y bibliográfica[1].

En la actualidad, al bibliotecólogo se le exige el dominio de competencias diversas: mediador, comunicador, educador, intelectual y académico. Como mediador, comunicador y educador, el bibliotecólogo se ve implicado en la puesta en común de la cultura, no sólo al propiciar acceso a la expresión, al conocimiento y a la creación cultural, sino también al propiciar espacios donde las personas se reconozcan como actores de procesos sociales y culturales que viven. Le corresponde permitir y fomentar un entorno comunicativo, pues la comunicación –como lo expresa Jesús Martín-Barbero– es percibida como un escenario cotidiano del reconocimiento social, de la constitución y expresión de los imaginarios con los cuales las gentes representan lo que temen o lo que tienen derecho a esperar de sus miedos y esperanzas[2]. En este sentido, el bibliotecólogo y la biblioteca propician un encuentro intercultural cruzado por la educación y la comunicación. En el ambiente de la comunidad de lectores, el bibliotecólogo utiliza la lectura para ampliar el universo personal y permitir la construcción y la recreación simbólicas del mundo, en la confrontación del propio mundo con otros universos sociales y culturales.

Los intelectuales, en tanto productores de conocimientos, pensamientos, teorías sólo tienen existencia por la puesta en común. Ésta a su vez no se detiene en la publicación, la biblioteca y sus actores –entre ellos los bibliotecólogos y usuarios– constituye uno de los lugares privilegiados de apertura hacia la comunicación y divulgación de la producción intelectual de la aldea planetaria: el bibliotecólogo y la biblioteca trabajan en la apertura de espacios de interlocución donde toman forma la identidad y el ethos cultural de una determinada comunidad. La metáfora de la biblioteca como ventana y del bibliotecólogo como quien abre ventanas es pertinente aquí, pues en la biblioteca cada comunidad puede, al mismo tiempo, conocerse a sí misma y abrirse al mundo.

El papel de los intelectuales y/o académicos en una sociedad está comprometido en las posibilidades de apertura hacia actitudes más reflexivas y críticas frente a la investigación, la construcción de saber, las tomas de posición y su socialización. Todo este espacio de saber, de debate y de placer puede incidir en la configuración y cambios del espacio público como espacio simbólico.

De esta manera, los roles de intelectuales y académicos de los bibliotecólogos incluyen, además de la labor diaria de investigación, abordar los entresijos sobre qué es lo que se estudia y para qué, en aras de que su trabajo no se quede en dar cuenta de lo que sucede. Estos roles deben orientarse a intervenir en sus realidades inmediatas para ser actores del cambio social."*


[1] MOLINA CAMPOS, Enrique. Teoría de la Biblioteconomía. España: Universidad de Granada. 1995; p. 26.

[2] MARTÍN-BARBERO, Jesús. Comunicar entre culturas en tiempos de globalización. En: Formación en Gestión cultural. Santafé de Bogotá : Ministerio de cultura, 2000.

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