febrero 22, 2012

Un amanecer


Laborar en un espacio bibliotecario, indudablemente hace que cada día diferente y absolutamente impredecible.


Desde todos los espacios y cargos, cada uno se prepara para recibir y dar, mientras la luz entra poco a poco, los lápices se buscan, los computadores se prenden, las listas de tareas se revisan, se abren las puertas y lentamente ingresan las historias de vida, los sueños congelados o volátiles, las necesidades informacionales profundas casi insondables y aquellas que fueron impuestas, las ganas de compañía en medio de la soledad, el amor por las palabras, las sorpresas y los retos.
Un día cualquiera al brindar referencia puedes aprender lo inimaginable que te salvara la vida, al hablar con los usuarios que habitan o simplemente la transitan te podrías encontrar contigo mismo. O puede programar una actividad que te imaginas puede desarrollar un tema cualquiera, pero cuando se ejecuta, simplemente cambio la vida de muchos.

Así, que cada día que estamos disfrutando de nuestro hacer bibliotecario podemos ver cada momento como un amanecer y sentirás: inspiración, decepción, alegría, tristeza, calidez o frío. Te puedes maravillar o simplemente miras y lo dejas pasar. 

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