julio 10, 2011

LA MEDIOLOGÍA Y LA BIBLIOTECOLOGÍA

Un llamado de la Mediología

¿Cómo pensar una nueva propuesta desde la biblioteca sin recurrir a otras miradas desde las ciencias? ¡inverosímil no! Hacer una llamado a la mediología es una propuesta en tanto que ésta “[...] explica lo que hace que un mensaje circule, puede más que interesarse en esa doble coacción de la ligereza, por los contenidos y por los vehículos de la comunicación ordinaria”[1]. Es intentar que los teóricos de la bibliotecología sean conscientes de la existencia de otras disciplinas donde la protagonista es la transmisión de un sinfín de información, en donde el vehículo principal es la comunicación; sugiriendo así otro tipo de conceptos en la biblioteca. Así pues, el comunicar como comportamiento de vivientes es todo acto de transportar una información en espacio, mientras que el transmitir –específicamente humano– es el acto de transportar la información en el tiempo. La mediología coloca al Comunicar antes y por encima del Trasmitir. La bibliotecología debería escuchar a los mediólogos, pues la biblioteca es uno de los dispositivos tecnológicos de administración y de preservación de nuestra memoria colectiva. La biblioteca trabajó en la herencia antes de ser actora de comunicación.

La biblioteca y la bibliotecología pueden cooperar en ese amparar al nuevo hombre bajo nuevas formas de pensamiento, llevándolo a reflexionar en torno a lo que es el comunicar y el transmitir. Estas dos funciones de nuestra memoria humana se han ido entrelazando cada vez más y han ido desconfigurando identidades y reconfigurando memorias colectivas.

Aunque se puedan considerar como actos totalmente independientes, se puede comunicar sin transmitir, pero no se puede transmitir sin comunicar, o más bien, no se pudo llegar a la transmisión cultural sin la comunicación biológica. Sólo se transmite los que ya había sido incorporado.

La noción de ‘transmisión’ está comprometida con la de ‘patrimonio’. Según una definición generalmente admitida, el patrimonio es lo que se hereda del pasado y lo que se transmite a las generaciones futuras. Definido de esta manera, el patrimonio comprende lo financiero, lo inmobiliario, lo mobiliario o los bienes raíces, aceptación primera del término, pero también el patrimonio genérico, acepción más reciente y, según una idea todavía más reciente, el patrimonio llamado ‘cultura’[2].

Podría pensarse entonces que todo linaje de transmisión debe tener dos puntos: uno, los materiales y otro, el colectivo. La pregunta para nuestra cultura, en este caso, estaría enfocada en primera instancia en todo lo que concierne al segundo punto. Pero no menos importante sería una reflexión en torno al primero, los materiales. En cuanto a éste, se “necesita huellas materiales, documentos, tratados, consignaciones, monumentos, etc., y una institución, que está ahí no solamente para conservar los archivos, sino para garantizar el sentido y el valor de ellos, su sola existencia física es prueba del buen fundamento de la confianza que se tiene en esos testimonios del pasado.[3] De esta manera, como institución poseedora de una herencia de confianza brindada por el mismo hombre, cuyo fin es el de perdurar, la biblioteca se puede posicionar hoy más que nunca como una institución preservadora de memorias colectivas.

Así pues, la biblioteca debe ser consciente de su quehacer en la transformación de las sociedades, al mismo que las comunidades para las cuales existe y trabaja deben apropiársela cada vez más como lo que ha sido, es y deberá continuar siendo: una de las mejores expresiones de nuestra memoria colectiva. Pero no sólo como depósito, sino como dinamizadora de esa misma memoria. Por eso la bibliotecología debe mirarse, criticarse, replantearse y abrirse a otras ciencias que puedan mejorar el cumplimiento del papel social y cultural de la biblioteca: transformar.


[1] BOUGNOUX, Daniel. Light, hacia una cultura aligerada. Les Cahiers de médiologie, n. 9, “Less is more”, Stratégies du Moins…pp. 75-81, versión Internet. Traducido del francés por Victor Manuel García y Jorge Márquez Valderrama. Universidad Nacional, Medellín, enero de 2005. p. 2.

[2] MELOT, Michel. La escala de la arquitectura y del patrimonio. Les cahiers de médiologie, 11, 2001, (Actes du Colloque de Cerizy, “Communiquer/Transmettre”, juin 2000). Traducido del francés por Jorge Márquez Valderrama para la Especialización en Estética, Universidad Nacional, Medellín, enero de 2005. p. 1.

[3] DEBRAY, Regis. Malestar en la transmisión. Traducido del francés por Jorge Márquez Valderrama para la Especialización en Estética, Escuela de Estudios Filosóficos y Culturales. Universidad Nacional, Medellín, Enero de 2005.

3 comentarios:

  1. Sí, toda ciencia necesita de las demás. Siempre nos nutrimos del otro.

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  2. Se hace muy interesante percibir esas relaciones que has entrado a establecer entre nuestra profesión con la estéctica. Me encuentro una serie de conceptos que, como un buen reflejo de lo que sos, son más volao's que quien sabe, pero que me han invitado a concebir, como diría Martin Barbero, nuevas "maneras de leer" la Bibliotecología.

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