agosto 01, 2010

DE SERES Y SENTIRES: LOS BIBLIOTECÓLOGOS

Imagen de David Mckean


Hablar de una disposición estética de la biblioteca, nos lleva a desmitificar, repensar, establecer y sentir desde otra mirada, bajo otros aromas y con una paleta de colores, todo lo relacionado a ese lugar y los seres tocados y no tocados por ella.
Podemos mirar el espacio como tal, podemos acercarnos a la biblioteca desde su dimensión, finalidad y e incluso desde su disposición e intervención. Sin embargo, los seres que allí convergen son unos de los puntos más diversos y estéticos.

Seres que transitan, habitan, usan, laboran y desconocen las bibliotecas. Todos y cada uno con una historia pegada a la piel, debelada en las pupilas y manifiesta en sus acciones. Es así como los bibliotecólogos, los usuarios, los lectores, los ayudantes, los promotores de lectura y cada uno de los roles entablados en dichos espacios, van configurando, apropiando y estableciendo una parte de pliegues y despliegues entre los seres y los sentires.

El bibliotecólogo
Terminológicamente hablando, es particular encontrarnos en Colombia, la disposición de que quien tiene el título y profesionalmente está titulados son denominados bibliotecólogos. Quienes, por esas múltiples situaciones están al frente de los espacios bibliotecarios y carecen del título educativo respetivos, son denominados bibliotecarios. Ambos, responden administrativamente por bibliotecas de casi todas las tipologías.
Pero cada uno se confronta a sí mismo, cada uno se equipara para estar construyendo un devenir de encuentros y desencuentros, de lecturas, manifestaciones, historias y transformaciones desde cada biblioteca. Y cada cual, desde su conocimiento, desconocimiento, saber, capacidad, historia y ser le configura un toque particular al espacio.

Podemos encontrarnos alguno bibliotecólogo, que por su extensa trayectoria y presencia física, pueden llevarnos recrear el hablar con los primeros estudiosos de la ciencia bibliotecaria en Colombia. Algunos investigan, estudian, enseñan y se disponen sus discursos desde la academia. Algunos son bibliotecólogos por accidente, convicción, amor, herencia, tradición, fortuna y muchas más. Entre la gama encontramos tantas historias como posibilidades de combinación de colores. Pasando por sentires diversos en ellos para con sus bibliotecas, es así que encontramos bibliotecólogos apasionados, enamorados, administradores, luchadores, académicos, resignados, desencantados, cansados, quedados, impulsadores, pretenciosos, creadores, comunicadores, adoradores, políticos, éticos, incansables, egocéntricos, soñadores, … y tantos, tantos más. Atravesados todos y cada uno, por una disposición de vida, esa que siempre se termina reflejando en cada espacio bibliotecarios. Es así como un adentro se manifiesta en un afuera.

En todas las academias donde se dispone la enseñanza de la profesión bibliotecología es necesario generar consciencia en varios puntos, el papel comunicador y educador del bibliotecólogo, en tanto “implica poner en común la cultura, no sólo al propiciar acceso a la expresión, al conocimiento y a la creación cultural, también al crear espacios donde las personas se reconozcan como actores del proceso social que es por esencia un entorno comunicativo, pues la comunicación —expresa Martín-Barbero[1]— es percibida como un escenario cotidiano del reconocimiento social, de la constitución y expresión de los imaginarios con los cuales las gentes representan lo que temen o lo que tienen derecho a esperar de sus miedos y esperanzas”[2]. Además y lo más importante, gestar un espacios para la reflexión de la disposición estética de la bibliotecología y la profesión. Pues es necesario hacer consiente en el sentir.

[1] MARTÍN-BARBERO, Jesús. Comunicar entre culturas en tiempos de globalización. En: Formación en Gestión cultural. Santafé de Bogotá : Ministerio de cultura, 2000. p. 72

[2] QUINTERO CASTRO, Nathalia. Fundamentación epistemológica del objeto de estudio de la bibliotecología orientada al contexto sociocultural colombiano. Medellín: Universidad de Antioquia, Escuela Interamericana de Bibliotecología, 2003. p. 122

7 comentarios:

  1. Impecable la presentación de este Blog!
    Te escribo desde el Foro de bibliotecología, cultura y sociedad: Identidad Bibliotecaria.
    Nos agradaría que nos envíen las Actividades relacionadas con la bibliotecología, educación o cultura que estimen convenientes, para su más amplia difusión....
    y además que presenten su blog en el Foro..!!

    Adjuntamos nuestro web-site y el correo electrónico respectivo.
    http://ar.groups.yahoo.com/group/RichardeBury/

    e.mail
    richardebury@gruposyahoo.com.ar

    Saludos Cordiales…

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  2. Buen dìa, que grato descubrir este espacio de reflexiòn y de sentires.
    Se nota un proceso de discusiòn y experiencia, inmerso en las palabras del texto.

    Saludos y abrazo...de esos profundos

    Pedro Guiral

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  3. Puede un bibliotecario, en medio de la gente, reconocerse como el otro, verse en el espejo de la otredad.

    Ser bibliotecario (bibliotecólogo) es complejo, o complejizador, por qué hay una profunda belleza en los libros, en los espacios (aunque no siempre) y una profunda ruptura gracias a la instrumentación de las cosas... ¿Quién entra a las bibliotecas?

    Cada persona carga a cuestas su propia historia, sus angustias más íntimas, sus deseos más oscuros, su inocencia, su candidez, la malevolencia y la malicia... por algo de`cía ¿Borges? que estamos hechos de luz y sombra, pero no sólo las personas que visitan (¿la palabra visitan será apropiada?) las bibliotecas, si no, aquellos que las habitan, porque quienes trabajan en las bibliotecas son sus habitantes por derecho; esos... Esos también tienen historia.


    Me gusta cuando hablas de responder administrativamente, en ese punto, creo yo, es en el que más complejo se hace el asunto de ser biblitoecólogo, por qué pareciera reñir con otros asuntos relevantes de lo que se supone, “debería ser” la labor del bibliotecólogo, y es aquí en donde entra en conexión tu planteamiento (¿es un planteamiento?) de la necesaria reflexión en las academias en donde se dicta, digo, imparte bibliotecología, para ajustar la enseñanza desde la instrumentalización, de las técnicas, con asuntos de mayor envergadura y profundidad como son la cultura, la responsabilidad del ciudadano en la construcción de políticas públicas, la responsabilidad del ciudadano consigo mismo y los espacios que habita...



    Es verdad, ser bibliotecólogo implica acecharse constantemente, en cada palabra, en cada lectura (esto sólo aplica para la especie “Bibliotecólogo lector”) en cada decisión tomada (y dejada de lado), estar en tensión con el mundo, en constante estado de vigilancia

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  4. Ardid excelente descrpción.!!
    enviamela a
    richardebury@gruposyahoo.com.ar
    y la publicamos en el FORO
    identidad bibliotecaria de buenos aires..!!
    saludos
    http://ar.groups.yahoo.com/group/RichardeBury/

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  5. Siempre que pienso en las bibliotecas se me viene a la cabeza los versos de Oda a la crítica:
    "junto a mi poesía
    volvieron a vivir
    mujeres y hombres,
    de nuevo
    hicieron fuego,
    construyeron casas,
    comieron pan,
    se repartieron la luz
    y en el amor unieron
    relámpago y anillo."
    Y no se trata de la poesía de Neruda, sino de la poesía que debe habitar a la biblioteca y que debe brindar todo eso a su comunidad. Esa poesía debe ser creada por cada uno de los miembros que la componen y que mencionas en tu escrito (quizá en mayor medida los bibliotecólogos).

    Felipe

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  6. Puede un bibliotecario, en medio de la gente, reconocerse como el otro, verse en el espejo de la otredad.

    Ser bibliotecario (bibliotecólogo) es complejo, o complejizador, por qué hay una profunda belleza en los libros, en los espacios (aunque no siempre) y una profunda ruptura gracias a la instrumentación de las cosas... ¿Quién entra a las bibliotecas?

    Cada persona carga a cuestas su propia historia, sus angustias más íntimas, sus deseos más oscuros, su inocencia, su candidez, la malevolencia y la malicia... por algo de`cía ¿Borges? que estamos hechos de luz y sombra, pero no sólo las personas que visitan (¿la palabra visitan será apropiada?) las bibliotecas, si no, aquellos que las habitan, porque quienes trabajan en las bibliotecas son sus habitantes por derecho; esos... Esos también tienen historia.

    Me gusta cuando hablas de responder administrativamente, en ese punto, creo yo, es en el que más complejo se hace el asunto de ser biblitoecólogo, por qué pareciera reñir con otros asuntos relevantes de lo que se supone, “debería ser” la labor del bibliotecólogo, y es aquí en donde entra en conexión tu planteamiento (¿es un planteamiento?) de la necesaria reflexión en las academias en donde se dicta, digo, imparte bibliotecología, para ajustar la enseñanza desde la instrumentalización, de las técnicas, con asuntos de mayor envergadura y profundidad como son la cultura, la responsabilidad del ciudadano en la construcción de políticas públicas, la responsabilidad del ciudadano consigo mismo y los espacios que habita...

    Es verdad, ser bibliotecólogo implica acecharse constantemente, en cada palabra, en cada lectura (esto sólo aplica para la especie “Bibliotecólogo lector”) en cada decisión tomada (y dejada de lado), estar en tensión con el mundo, en constante estado de vigilancia

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  7. Ante todo un abrazo de complacencia por el hecho de entender que la Bibliotecología relaciona humanos y humanidades, en pro de los libros.

    La "estética" como bien lo hacés percibir, también es generar en ese espacio llamado Biblioteca,las reflexiones del ser contemporáneo, moderno o postmoderno. Un ser que ha pensado su sentir desde la frivolidad del devenir social hoy. Por ello es importante este escrito porque hace preveer que ese sentir promueve el ser.

    Un saludo cordial,

    toto.

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